
Es un caserío y antiguo lugar de señorío del valle de Egüés, hoy completamente en ruinas. Está en el camino de Galdúroz, y se puede acceder desde el pueblo de Elía.
Según la leyenda, que cuenta el Misterio de Obanos, fue el lugar donde Santa Felicia, después de realizar el Camino de Santiago, decidió retirarse a servir a los pobres.
Sin embargo su familia no lo pudo aceptar enviando a su hermano a por ella, pero no la convenció y en un arrebato de ira la mató.
Aunque la enterraron allí mismo, no era esa su última morada. Milagrosamente el ataúd de la santa fu encontrada en un campo. Decidieron entonces los moradores ponerlo a los lomos de una mula y enterrarla donde se parase el animal.
La santa finalmente fue enterrado en Labiano. Su hermano, después de pedir perdón en Santiago de Compostela vivió sirviendo a los pobres en la ermita de Arnotegui.