La ermita del Ángel de la Guarda es una curiosa ermita, con las cuatro paredes perfectamente restauradas, pero sin techumbre.
En el interior, un espacio amplio con posibilidad de sentarse y descansar en sus petriles protegidos del viento. Y al fondo de la ermita un tosco altar, parece indicar que todavía tiene algo de culto religioso.
Se encuentra situada en la cumbre más baja del cerro del Angel, al borde de una descarnada loma y camino del Monte Jenáriz, que con sus 551 metros es la mayor altura de la zona.
