El Monte Mendurro, con sus 936 metros de altitud, se alza de forma discreta como línea divisoria natural entre los valles de Juslapeña y Ezcabarte.
Su cima está completamente cubierta de árboles, lo que impide disfrutar de vistas. Una alambrada cruza la parte más alta del monte, marcando la separación entre ambos valles.
No hay buzón de montaña ni señales fijas. Sólo un pequeño montón de piedras sirve para señalar la cima, y sobre alguna de ellas, alguien ha tenido el detalle de escribir el nombre del monte y su altitud, permitiendo identificar la cima con cierta claridad.
Sin embargo, subir hasta la cima nos da la posibilidad de caminar entre bosques y ver la nevera de Navaz.
