En este pequeño pueblo del Valle de Ezcabarte el lavadero se encuentra en un lugar privilegiado. Junto a la iglesia de San esteban y a una casona con fachada de sillería del Siglo XVIII.
La carretera pasa por al lado del pueblo, pero es necesario tomar el desvío marcado y entrar en él para ver todo este conjunto.
Está en muy buenas condiciones, cubierto y cerrado por tres de sus lados con paredes de piedra. Se alimenta de una fuente de dos caños por la que siempre mana agua y que se comunica con el lavadero con un aska.
En su pozo se pueden ver peces que viven a sus anchas y que no se asustan al ver a los curiosos.